Ninguno de los dos decidió comerse su manzana.
No queríamos abandonar el paraíso conquistado.
Todavía lo hacemos porque no entendemos otra forma de vivir.
¿Ahora bien, será que en el hotel pijo de Berlin nos permitirán añejar las manzanas como lo hacían en el ático de Banyalbufar?
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1 comentarios:
Mmmm, hace apenas unos días saboreaba cosas ajenas en Banyalbufar!
Gran recordatorio!
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