Viernes última hora. Finaliza la semana y tengo por delante 5 días de asueto. En esto de los puentes festivos a los colombianos solo le ganan los españoles, siendo la guinda los diplomáticos de cada país que celebran por punta y punta. Es decir, que el servicio diplomático colombiano en España y el español en Colombia se toma la semana entera, incluyendo el lunes 13, porque el lunes es el día de las velitas en Colombia por obra y gracia del magnánimo Ingeniero de Puentes Festivos San Raimundo Emiliani. Bonito así.

Coro Diplomático:
-Gracias San Raimundo por los favores recibidos.

En la República de Catalombia estamos trabajando solo un día a la semana, el señor Superministro se ha quejado, y eso que come y comparte un viaje diario en metro con el suscrito Presidente, lo que me lleva a ratificar que soy más divertido virtualmente que en persona, sobre todo ahora cuando me invade el desasosiego de la Malparidez Cuántica, preludio inequívoco de la Malparidez Cósmica.

El Centro de Altos Estudios Atómico-Anímicos de la República (la benignísima República en estas fechas de tutaina turumá) ha desarrollado la Teoría de la Malparidez General que se basa en el Principio del ¿Por qué putas...? que remite ontológicamente a la disyuntiva de malestar microcómico de no saber por qué putas esta uno así, así de jodido, si es por estar o no estar en determinado lugar, por ejemplo en el hiper-mercado o en la Selva Amazónica, o por la velocidad astronómica con que el saldo de la cuenta corriente está en ceros siendo apenas día tres.

¿Puede medirse la Malparidez Cuántica? Evidentemente sí. Absolutamente sí. La actual civilización ha llegado a tal grado de hijoputez, hijoputez cabrónica valga decirlo, que ha dispuesto de instrumentos electrónicos al alcance de todos los infortunados asalariados para que ellos mismos puedan detectarlo, basta con pararse enfrente del aparato de marras, identificarse y preguntarse mentalmente:

¿Cuántica plática me quedará en la cuéntica?


Tras unos tensos milisegundos el cajero automático determinará con el silencio o el dulce y celestial susurro del contador de billetes si hay, o no hay, Malparidez Cuántica. El saldo de la cuenta indicará de forma inversamente proporcional su nivel.

De allí a la Malparidez Cósmica solo hay un par de preguntas, pero por hoy no los agobio más con malparideces y me voy rumiando las mismas preguntas cuya respuesta cobardemente eludo desde hace años.

- ¿Qué putas hago yo aquí con un sueño prestado?
- ¿Por qué no soy diplomático?
- ¿Por qué me tengo que alegrar por un puente festivo?
- ¿Por qué no nací millonario?
- ¿Por qué soy hincha del Santa Fé?
- ¿Por qué me dan escalofrios y lagrimeos cuando veo este libro?
- ¿Por qué no puedo ir a Ocetá y dormir con quien amo?
- ¿Por qué no soy rubia de bote?

Imprímase y cumplase

2 comentarios:

Anònim ha dit...

Lo tengo casi desde el mismo momento en que salió al mercado (y me tocó en inglés porque ya se había agotado en español); Andrés Hurtado es mucho (pero muchísimo) mejor fotógrafo que escritor

Anònim ha dit...

Este no lo lei; estaba buscando un "contacto" para deci......
Uf! Es emocionante leer su blog.