Revelación en las alturas

dimecres, d’octubre 17, 2007

Mi marido me comunica la noticia por teléfono. Siento como si me acabaran de quitar una pesada losa de encima, es una sensación rara, mezcla de alivio y rabia. Alivio porque se hace justicia, rabia porque a pesar de eso, lamentablemente aún mi sentimiento es de desesperanza.

Aquí a lo lejos, la noticia apanas aparece así: Condenan a ex ministro de Justicia por el asesinato de líder colombiano Luis Carlos Galán

Esta semana hemos tenido overdose del Ché. Una figura, un mito muy discutido; alabado por unos, denostado por otros.

Un icono pop a la altura de Marilyn, de la Campbell Soup de Warhol, del Divino Niño del 20 de julio...

Un simbolo de nuestros tiempos, tiempos en que la imágen supera el significado, y el significado poco o nada tiene que ver con la realidad. Tiempos de Imágen y de adicciones.

Y a cada adicción su ícono, para unos el Ché es el epitome heroico de la lucha de la libertad sobre el imperio del Tio Sam, para otros el Sagrado Corazón de Jesús representa la liberación del imperio de Satán y para otros pocos, por fortuna, el Hombre Marlboro simboliza la lucha del hombre libre y viril frente al imperio de la pradera llena de vacas.

Estas adicciones, o religiones como prefiere llamarlas John Gray, necesitan de estos héroes, jóvenes que luchan por una causa y mueren bajo su sino. Son sus seguidores los que eligen qué imágen y que simbolizan. El Ché adusto y determinado, la rebeldía; Jesucristo en la cruz, doliente y moribundo, al amor y la felicidad de la vida eterna; El Hombre Marlboro sobre su caballo, un galopante cancer de pulmón.

Toda una esquizofrenia iconoclasta.

Y como sé que ya unos han caído en síncope y solo hay una forma de animarlos, aquí les dejo una muestra de lo bajo que ha caido la imágen del Ché... Tiempo para el humor británico, y decir a los cuatro vientos, estoy hasta el coño del Ché, me importa un culo el Ché o se vive se siente el Ché está presente y batiente...

¡Esto parece un país del Tercer Mundo!

dissabte, d’octubre 06, 2007

Es un reclamo exaltado y reiterado. Lo espetan con consternada indignación ante el atraso de los trenes de cercanías, ante los apagones, ante los atascos de tráfico, ante las largas colas de inmigrantes frente a las dependencias de extranjería, ante cualquier inconveniente que trastoque esa cómoda y fácil vida burguesa del primer mundo.

Lo dicen todos, incluso los dirigentes políticos catalanes, pero todos hacen el mutis mutandi ante las amenazas de muerte a Albert Rivera, líder de un partido político antinacionalista, o ante una bomba que fue desactivada frente de la sede ICV, un partido socialista y ecologista que hace parte del gobierno.

Son precisamente estos últimos hechos los que retratan el tercermundismo que amenaza a Catalunya. Las infraestructuras se arreglan con dinero, el clima político y social no.

No hay que mirar muy lejos para darse cuenta de ello. O tal vez, ¿Será por mirar muy cerca que está sucediendo esto?