Balance II: El expolio

dijous, d’octubre 13, 2005

Baste decir esto:

En 1.521 Moctezuma envío varias embajadas para tomar contacto con Hernán Cortés durante la travesía de éste desde la costa del actual Golfo de México hasta Tenochtitlán.

Montezuma quería conocer si ese hombre blanco, rubio, de ojos claros y con barba era el dios Quetzalcoatl que cumplia su profecía.

Cortes por su parte solo se preocupaba por indagar dónde estaba el oro, ante tan recurrente insistencia Moctezuma preguntó el por qué de ese poco disimulada y ya desmedido interés por el oro.

Cortés respondió que el ansia por el oro se debía a que este era la única medicina que podía curar una fatal enfermedad que padecían sus hombres.

Y por increíble que parezca Cortes tenía razón. Esa fatal enfermedad existe. Se llama Codicia, pero lamentablemente es incurable.

Imprímase y cumplase