Stamp Ass

Sus-pensiones

dilluns, de juliol 05, 2004



Mi bisabuelo Florentino esperó por años que le resolvieran el expediente como Coronel de la Guerra de los Mil Días. Murió sin saber que era eso “tan moderno” de ser pensionado.

Mi abuelo Efraín tuvo que huir del pueblo en la violencia de los años 40. En la capital engrosó la nómina oficial en los más disímiles cargos. Gracias a los buenos oficios de leguleyos consumados logró vencer la ciclópea burocracia y gozar tardíamente de una misérrima pensión estatal.

Mi madre Nora desde hace 15 años goza de una pensión que le ha permitido vivir dignamente. Ahora corre el riesgo de que su pensión desaparezca como la de muchos miles de trabajadores colombianos.

Desde joven presentí que eso de las pensiones era una fábula en la cual yo no iba a participar. No fué por mis dotes adivinatorias, ni por mis sesudos estudios macroeconómicos, ni mucho menos por algún impulso de genio cesáreo, sino porque, como Andrés Caicedo, solo creía digno vivir hasta los 25.

Hoy casi al borde de los 40, estoy a punto de convertirme en un canalla según Borges. Un canalla que cotiza su plan de pensiones a dúo: estatal para que se lo roben los políticos, privado para que especulen los capitalistas financieros y puedan gozar ellos sí de sus jugosas y millonarias pensiones.

Ni por uno, ni por otro lado recibiré aquel derecho que algún iluso sociata imaginó. Ya no me queda más remedio que trabajar hasta los 80, si antes no me han desechado. Pero me lo merezco, por no haber tenido los huevos de haber vivido hasta los 25.


Imprímase y cumplase

1 comentarios:

Anònim ha dit...

Pongámos nuestros esfuerzos e ilusiones en la lotería. La lotería...Y a disfrutar mientras tanto. Que no llega, seremos un album de recuerdos, de buen rollo. Eso es lo fundamental mucho buen rollo, en litros por favor. Que llega, entonces sí no llegaremos a 25 años más seguro. Moriremos del buen rollo del rico, en vez del buen rollo del pobre.