La caridad se ha convertido en la única forma socialmente correcta de la solidaridad. El óbolo, depositado ya sea por prescripción religiosa o laica, con lejano y anónimo destino nos hace sentir parte de la comunidad humana.
Pero no es la única forma de expresar solidaridad. Prestar la voz para denunciar o para exigir, dar los brazos para proteger o para construir, brindar la vida por la vida misma también son.
En Carta a un Rehén, Saint-Ex nos brinda un ejemplo de solidaridad que difícilmente se puede comprender hoy, cuando la razón domina todo y usufructúa todo.
Un hombre en su cómoda casa duerme en el frió suelo en las noches de invierno porque un amigo suyo se encuentra preso a miles de kilómetros de distancia, durmiendo sobre una fría losa de cemento.
¿Qué amigo puede estar cómodo cuando su amigo está en peligro? ¿Qué puede hacer en medio de la guerra por el amigo que padece frió, hambre y miedo?.
Recordé este pasaje cuando JJ -pintor persegudo por los legionarios de Cristo y alguna que otra secta del Barrio de Serrano- me llamó ayer a medio día y me dijo que estaba comiendo pasta porque Carlos Mario solo podía comer pasta los miércoles.
Carlos Mario es está en Liberia, es misionero y como todos los días arroz. El miércoles es un día especial y puede comer pasta.
La República propone que el miércoles sea el Día de La Pasta, como gesto inútil, pero valioso por lo simbólico. Es como si estuviésemos allí con Carlos Mario.
Comuníquese y cúmplase, si se desea cumplir, porque esto cada vez es más una deseocracia.
Nota:
Y hoy, jueves, como es costumbre en todo el mundo hay plato típico: Bandeja Paisa con el Embajador Plenipotenciario de la República en el Northwestern Territory, Clarita y otro par de conciudadanos.
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