Van apareciendo por la esquina las gitanas, los brujos, los charlatanes, los que en una calle embaucan, enredan y siembran la cizaña a cambio de unas cuantas monedas para subsistir.
Me niego a consultarles mi vida, porque he puesto mi fé en algo tan vacuo como una mirada y no albergo duda alguna. El futuro se construye, no se consulta, eso no tiene gracia, así el juego de la vida pierde su tesón y sentido.
Los conflictos con mi padre, más allá de los tópicos, se centraron en que yo creo en mí determinación, en mi fé, en mís sentimientos, y también creo en el otro, en su fé, en su mirada y en sus sentimientos. Y quiero seguir haciéndolo. Por eso maldije y olvidé sus augurios.
Para mí las cartas astrales, los horóscopos, el tarot, sólo tienen un valor literario. Y aunque el amor no es literatura, tal vez ésta lo sea.
Por eso yo cuando leo las cartas, lo hago con las del scrabble. Y ahora que me las hecho, solo me dicen: "Dormir": 7 puntos, número cabalístico, buen augurio...
Por hoy no más y que los hados del bosque os acompañen, porque lo que soy yo, raudo iré a refugiarme en mi amor y en mis sueños.
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