IN MEMORY-rAM
Raúl, Oswaldo, Jairo, Juan Carlos...
Hoy se celebra el 6 del 6 a las 6. No es un aquelarre, por evidente que parezca. Ni tampoco la celebración del desembarco en Normandía por los aliados. En realidad, es una reunión de exalumnos Maristas, que Andrés Hurtado, eterno vicerrector del Colegio de Bogotá, organiza desde hace 20 años.
Creador y “anchor man” de este “talk show”, Andrés ha tenido el acierto de hacer que los asistentes conjuguen el pasado cómplice en lugar del presente presuntuoso, logrando recrear la expectante ilusión de que al salir del teatro, estaremos de nuevo en el mundo de la infacia, tomando Colombiana con roscón en la cafeteria del colegio.
Cuando vivía en Colombia, el 666 me regalaba la oportunidad de reconocer el frío y húmedo olor de los pasillos, el rumor del griterio de los recreos, los ecos de los aplausos en el teatro al finalizar las obras de teatro que montabamos con Camilo Palacios, Rodrigo Pinto o Carlos Fernando Carpintero.
Pero no solo eran recuerdos felices de infancia lo que venía a mi memoria, mientras Andrés contaba las venturas y desventuras de sus exalumnos o mientras yo cantaba con voz entrecortada “el salve alcazar de María...” y el "la vida nueva la esperanza, somos la fuerza del porvenir...”. En un ritual algo mórbido, he de confesarlo, por mi desfilaban las imágenes de Raúl Albornoz, Oswaldo Rocha, Jairo Serrano y Juan Carlos Espinosa.
¿Por qué ellos?. Porque murieron jóvenes. Raúl nos dejó sin apenas empezar a estrenar sus sueños, seis meses después de la graduación. Un año después, Oswaldo murio poco antes de hacer su primera escala para cumplir el sueño de ser piloto. Al siguiente año Jairo se estrelló contra el mundo, pero esta vez al menos el ya estaba ejerciendo su sueño de volar. Juan Carlos pereción unos dos o tres años después en un accidente de tráfico.
Andrés, tan minucioso en los detalles, algún día revisando recuerdos de la promoción del 81, encontró unos exámenes sobre de Literatura sobre Andrés Caicedo. En macabro orden aparecían: Raúl, Oswaldo, Jairo y Juan Carlos. No nos quiso decir quien era el siguiente, ya bastante tenía con que Caicedo, también exalumno suyo en el Colegio San Luis de Cali, hubiese tenido la templanza y rigor de morirse antes de los 25.
Habiendo pasado hace rato por el límite impuesto por Andrés Caicedo, me aproximo a la edad en que el más que octogenario Borges, nos convierte rotundamente en canallas. Y sospechosamente estoy vivo.
Y hoy 666, recuerdo, recuerdo la infancia, recuerdo las reuniones donde se recuerda la infancia y por fortuna, recuerdo a mis muertos. Para eso está INMEMORY-rAM, y ¿yo?, yo por el momento me dedicaré a los vivos, antes de que los tenga que poner aquí, o un conciudadano se apiade y haga la tarea por mi. Felíz fin de semana.
Imprímase y cumplase
0 comentarios:
Publica un comentari a l'entrada