Manifiestos van, manifiestos vienen. Decretos saltan, decretos se saltan. Extremistas de punta y punta afilan la lengua como arma en defensa de indisimulables nobles causas.
Sí, juegan con tu lengua, los políticos recurren a ese sentimiento atávico de pertenecer a una manada; el reptil que todavía somos en defensa de sus bolsillos.
¿Entraremos en su juego, o jugaremos con la lengua que nos plazca? Imprímase y cumplase
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