Cinco, cuatro, tres...
Me despierto, entro en un sueño ajeno: he abdicado y lo he hecho incluso con la abnegación que produce admiración en primera instancia, luego incredulidad y por último lástima.
Vuelvo a despertar en una cúbica oscuridad. Insomne busco reconstruir la ambición que me vuelva a quitar el sueño como antaño.
El ansia del calido cuerpo se ve recompensada al despertar a tu lado una, dos, tres noches, cual ensayo de una escena de ese sueño que ha empezado a cumplirse.
Corte. Se repite.
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2 comentarios:
Compañero, "amos" a tomar unas copas. Invito yo.
Pues cuando quiera nos hechamos unas "politas" en Madrid o en Barcelona. Será un Placer.
Catalombia (de anonimo por un error de Blogger*)
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