No pude escogerse el lugar de su cuna: y si puede escogerse el de su tumba; y en este caso, ésta es nuestra verdadera Patria, porque en ella moramos para siempre, y ella no nos expulsa jamás de su seno generoso”
José Maria Vargas Vila
Bogotá 1960-Barcelona 1933
Y Vargas Vila escogió Barcelona. Estuvo enterrado por cuarenta y tantos años en el Cementerio de Les Corts, pero los inefables lambericas póstumos decidieron contravenir sus deseos y lo repatriaron a Bogotá en 1981, en el gobierno de los más obesos y los más rapaces, en pleno Estatuto de Seguridad de Julio Cesar Turbay Ayala. ¿Podriá ser más grande la ironía y más cruel la postrer infamia?.
Republicano, irreverente, librepensador, antiimperialista, panfletario, ácrata, iconoclasta, ateo y fauno irredento Vargas Vila fue el primer escritor colombiano con un amplio reconocimiento mundial. Sus novelas y ensayos insuflaban en adolescentes y adultos, de ambas orillas del océano, la pasión erótica y política.
En la épica familiar Vargas Vila entra como huésped del Hotel de mi tatarabuela Emperatriz Roncancio en Villa de Leyva alrededor de 1884. Ella entra en la ficción literaria como protagonista de la novela romántica Aura o las Violetas, detalle que no le hizo ninguna gracia a mi tatarabuelo Juan Francisco Retiz.
En Villa de Leyva ejerció como maestro en la escuela pública bajo el precepto: "la letra con sangre entra". Mi tio bisabuelo Pablo Alejandro Rodríguez, en una rara combinación de masoquismo y fetichismo -¿maso-fetichismo?- se hizo con la didáctica férula con la cual fue "educada" casi toda esa generación de boyaquitos y, que se conserva en la Hacienda San Pablo como reliquia familiar.
Fernando Vallejo en su biografía de José Asunción Silva, Almas en Pena, Chapolas Negras, nos dá más detalles de su vida al describirle como un pecador nefando, detalle este que tranquiliza a los Retiz, preocupa a los Rodríguez, y que a mi me da lo mismo, por que soy tan Retiz como Rodríguez -como medio pueblo después de más de un siglo de amancebamiento-.
Así que le sobran méritos a Don José Maria Vargas Vila para ser considerado como el primer ciudadano emérito de la República de Catalombia.
No solo es Villa de Leyva, ni Bogotá, ni Barcelona, tampoco es solo la pasión por la literatura, la historia y la política. Lo que nos une, muy en el fondo y al igual que Vallejo, es el pesismismo y el dolor de patria por "la irredenta, y lo que es más triste, la irredimible" Colombia.
... A mí me es grata la idea de morir aquí, en esta hospitalaria tierra catalana, y dormir mi último sueño bajo su suelo generoso, al arrullo de este mar, tan semejante a los mares nuestros, bajo el fulgor del Cielo de resplandores tropicales sintiendo cerca de mi tumba el aliento de ese gran pueblo, tan fuerte y tan viril, en cuyo corazón duerme siempre un jirón de Tempestad"
José Maria Vargas Vila
Tagebücher (Diario) Marzo 1930 - Barcelona
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