El abismo

dilluns, de setembre 28, 2015

Soy melodramático. Reflejo la realidad con un tris de énfasis. Es la forma que tengo de darle emoción al análisis frío y racional que domina mi escena interior.

Así cuando digo que todo se ha ido a la mierda y que ya el daño está hecho mis interlocutores me miran asombrados.

Soy poco dado a las especulaciones, prefiero los datos, los casos concretos. No soy un observador de la realidad, soy una víctima, un protagonista impotente al que solo la wikipedia le da a veces la razón, que es lo más inútil que se pueda esgrimir ante la indolente realidad.

La 'fiesta de la democracia' de hoy no es fiesta ni es democracia. La democracia no existe, como tampoco existe el amor. Conceptos vagos y efímeros que nos permiten levantarnos día a día a enfrentar la mierda de vida que nos ha tocado padecer. No hay heroísmo, no hay bondad, solo mezquinos intereses.

No decidimos nada, ya otros han decidido por nosotros. Ya hace tiempo otros han decidido ejecutar la manipulación de nuestros más atávicos sentimientos, los de pertenencia. Pertenecer a un alma gemela, a una familia, a una tribu, a una patria.

Yo, que no tengo de eso, que padezco una horfandad vital,  que no tengo nada a lo que asirme aquí ni allá, y que lo poco que tengo lo consume el tiempo a miles de kilómetros de distancia, me siento entre maravillado y asqueado ante el abismo que presiento.

Imprímase y cumplase