Regalo y rito es regalito

dilluns, de març 02, 2015

Cincuenta. Sin cuenta. Para mi viene siendo lo mismo, si quisiera forzar el argumento podría decir zinc uenta. No sé a que horas llegué aquí.

Cincuenta, sin celebración. No hay nada que celebrar porque nunca me propuse llegar hasta aquí y porque siento que hay muy poco mérito, muchísimo estropicio y poco resultado. Buche y pluma como dice la canción.

Cincuenta, sin regalos. Los regalos no se piden, ni se sugieren ni se mendigan, si se hace así no pasa de ser un burdo compromiso social. Y a esta provecta edad cuentan más los ritos y los mitos.

El regalo es un fetiche, y sí yo soy fetichista, pero en forma alguna es un objeto. Los regalos son tiempo concentrado: El que dedica, quien lo ofrece, en pensar cómo provocar la sorpresa, la sonrisa y la ilusión de quien lo recibe. Y el tiempo que perdura ese símbolo en la memoria de los dos.

Conservo objetos que, inútiles en su función, son puro símbolo, emoción, imagen viva de un tiempo que se resiste en mi interior a ser solo un recuerdo, porque el recuerdo es memoria marchita.

No hay nada como regalar tiempo, tiempo para para pensar, para planificar, para vivir y para hacer memorable el volverlos a vivir. Sobre todo ese tiempo es un recurso cada vez más escaso.

Cincuenta, sin mirar atrás, porque no hay tiempo, y solo quiero tiempo, incluso de aquel que solo se refleja en símbolos, eso sí que sería un gran regalo.


Imprímase y cumplase