Discúlpeme Don Atrabilioso

diumenge, d’octubre 26, 2008

Sí señor Atrabilioso, literalmente usted tiene toda la razón, en su artículo sobre los "Primeros síntomas de justicia ciudadana" no menciona a Samuel Moreno tal y como yo creí haber interpretado en uncomentario en un blog que trataba temas similares de inseguridad ciudadana en Bogotá.

Después de leer su comentario aquí, me quedó la duda del por qué yo tuve esa percepción después de leerle, y cómo hice el salto mortal en el comentario del otro blog. Lo primero que hice fue dudar de mi comprensión de lectura, tal y como usted lo sugiere, haber tenido como libro de cabecera Gödel Escher Bach durante varios meses y leer a María Isabel Rueda durante tantos años podrían tener efectos impredecibles en mi estructura neuronal.

Le pedí entonces a mi señor marido que seleccionara varios libros como prueba de control sobre mi estado de sindéresis. Después de un juicioso análisis él determino que no padezco de aberración alguna. Se puede sospechar que su opinión no es del todo objetiva, al final hay quienes no dudan en tacharnos como aberrados y gustosos iniciarían piadosos tratamientos con choques eléctricos, por no hablar de otros para quienes somos infieles que merecemos ser colgados en grúas.

Luego sospeché de los efectos secundarios de mi medicación contra el colesterol, del jet lag, de mi afición a Rafaella Carra, del SPCAI (síndrome de pasaporte colombiano en aeropuerto internacional) e incluso del efecto de algún hechizo comprado en “El Indio Amazónico” de nuestra recordada Caracas con 39.

Lo descarté todo, así que al final sucumbí a mi deformación profesional como ingeniero y decidí reproducir las condiciones de estado de ánimo, navegación y lectura y he llegado a las siguientes conclusiones:

Dado que mis ocupaciones no me permiten un cotidiano repaso de los blogs, suelo zambullirme en la blogosfera a punta de sobredosis cuando estoy en inhóspitos lugares. Así que creo que hice un triple salto mortal con voltereta entre varios de sus posts y comentarios acerca de la gestión de la alcaldía. En otras palabras me quedé con el sonsonete y no con la letra de la canción.

Al cabo de unos días vi un artículo que trataba un tema similar en otro blog, Sociología para Novatos, y decidí comentarlo. En realidad, ahora que he releído su artículo he sentido lo mismo que sentí hace unos meses: ¡Tengo que comentarlo!, pero no lo hice. Y es que en realidad la justicia ciudadana no es un fenómeno novedoso en nuestra atribulada patria, la guerrilla y los paramilitares son la prueba de ello..

Discúlpe usted mi ligereza en el comentario y la referencia negativa, la próxima vez trataré ser más comedido con estos empachos que me llevan a cometer imprecisiones y a quedarme con el borroso cuadro entero y no con el matiz preciso.

Imprímase y cumplase

2 comentarios:

Atrabilioso ha dit...

Catalombia: Permítame, por favor, referirme a su comentario sobre justicia ciudadana en el que menciona a la guerrilla y a los paramilitares, pues me parece un elemento clave en todo el asunto.

Desde mi perspectiva, la justicia con mano propia a la que me refiero es a la de los ciudadanos del común, los que tratan de cumplir la ley, los que trabajan 8 o 10 horas al día para llevar algo a sus casas y que se dedican a múltiples actividades pero tienen algo en común: desconfianza en el Estado, en la justicia, en la Policía y en todo lo que representa la vindicación por una agresión recibida. Es decir: me refiero a los linchamientos de gente que se solidariza de repente, se enardece y liderados por una especie de espíritu-grupo, se lanzan contra el objetivo -el supuesto criminal- y buscan la venganza inmediata por el crimen cometido.

Mi punto es que esas demostraciones están resurgiendo en los ciudadanos del común por cuenta de dos factores: desconfianza e insolencia frente a la presunción de inocencia.

La guerrilla surgió para buscar por las armas unas reivindicaciones en cuanto a la tierra (si bien puede ser contemplado como justicia, es más la búsqueda de que les fueran otorgados unos derechos)y como brazo político del PCC -en el caso de las Farc-; por el supuesto robo de unas elecciones -caso del M-19-, o por el impulso de los vientos de la teología de la liberación -caso del ELN-. Ahí podría hablarse de justicia social, pero fíjese que hay serias diferencias con el fenómeno que está resurgiendo en Colombia.

En cuanto a los paramilitares, sabemos que entre otros, surgen por dos motivos: autodefensa de los desmanes de la guerrilla o ausencia de Estado -para mi van ligados íntimamente- y como ejércitos privados del narcotráfico y de otros sectores que a punta de crímenes de guerra y de lesa humanidad, ejercieron el control de territorios.

Finalmente, y discúlpeme por extenderme, la justicia con mano propia es algo que surge de repente en los ciudadanos, mientras que los segundos son estructuras delictivas, criminales y terroristas sofisticadas y con profundas raíces en la sociedad.

Un abrazo a otro 666.

Catalombia ha dit...

Sí, sí eso son ahora esos monstruos, pero por un sentimiento similar empezaron o lo justificaron.

Lo mismo podríamos decir de la tradicional mafia italiana.

Pero bueno, eso son especulaciones de un neofrito como yo.