La muerte de los amigos

dimecres, de setembre 03, 2008


Hace unos meses se me murió un amigo, ayer se me volvió a morir pero ya como un extraño, como un monstruo. Era uno de esos que llamamos amigos de infancia.

Los amigos de infancia rara vez se convierten en amigos. Tras años de ausencia los rencuentros de este tipo de amigos se convierten en un festival del horror, casi todos se aterrarán de los estragos del paso del tiempo, el viento y las viandas, pero eso es lo de menos; lo realmente espantoso es reconocer que fuimos amigos de estos monstruos del presente, porque en realidad nadie cambia con los años y todo lo que hoy hay ya estaba allí.

Esta mañana al despertar encontré mi habitación llena de cadaveres de esos amigos en la infancia. No creo recordar porque maté a cada uno de ellos, lo único que recuerdo es su cara de horror al reconocer a este monstruoso marica como el niño que jugaba con ellos. No tuve piedad con ninguno, ni siquiera con el único que tuvo la oportunidad de expresarme su inmensa bondad al aceptarme como soy con un inmenso dolor. Pum, pum, pum.

Imprímase y cumplase