In Memoy-RAM: El abuelo republicano

dimecres, d’octubre 19, 2005



Para que la ajena tierra deje de serlo no basta con crear una red de complicidades y afectos, uno tiene que encontrar referentes. Eduardo Haro Tecglen fue para mi uno de ellos.

Hoy la muerte, caprichosa señora, se lo ha llevado al futil paraíso de nuestra memoria. Allí estará para hacer parte del iconostasio de librepensadores de mi familia, de mi ficción, al lado de mi abuelo Efraín y de mi bisabuelo Florentino.

__________________________________

P.D.: Por cierto, caprichosa señora, esta República pide que se apiade de quien todavía la espera, de silente y abnegada forma, hágalo ya, no espere que las lagrimas se nos agoten, porque no eso no va pasar.


Imprímase y cumplase