dissabte, de maig 08, 2004


La Ketla


Hace años, cuando me dedicaba en serio a eso de la electrónica, tenía dos trabajos, estudiaba dos carreras, entrenaba atletismo, tenía novia y estaba enamorado, ella era mi quien me acompañaba a todas partes.

Muchos de mis compañeros y profesores de universidad, alumnos del instituto donde daba clase, operarios de mantenimiento del aeropuerto de Bogotá, me recuerdan siempre en su compañía.

Fue en Duitama la última vez que la ví. Allí debe estar todavía, muy seguramente como pareja de una joven promesa, como cuando yo andaba con ella de arriba para abajo.

Así que hoy decidí ejercer la nostalgia de forma preventiva, y abrirle la puerta de par en par al demonio del medio dia, que ya hace rato me ha venido cortejando.

Tengo una nueva amante, se llama Kleta y ya salimos a pasear por Barcelona. La verdad es que con ella las cosas se ven de otra forma, la ciudad tiene otras dimensiones. Nada que ver con la violentas calles bogotanas a las cuales sobreviví de milagro.

En esa maraña de sentimientos que por estos días me gobierna haberme comprado una bicicleta ha sido una buena pero tardía decisión.

Mañana iré al trabajo con ella, al fin y al cabo alguna gracia ha de tener un primaveral domingo víspera de una semanita de órdago, así que sabrán disculpar mi ausencia.


Imprímase y cumplase