dijous, de juny 12, 2003

Stamp Ass

Expolio


La reputadísima Galeria Christie's, subastará en Paris obras de arte precolombino, cuya autenticidad no tiene sombra de duda, pero su legalidad está manchada por el expolio. En otras palabras están vendiendo piezas robadas del patrimonio cultural colombiano. Así de sencillo.

Que pena con la visita, pero no me sorprende en lo más mínimo. Es que el primer mundo ha saqueado desde murallas, edificios, esculturas, pinturas, joyas y demás chichigüas que ha encontrado en su desaforada conquista y evangelización.

No es raro encontrar que La Puerta de Ishtar de Babilonia esté en el Museo Pergamon de Berlín, los frisos de mármol del Partenón de Atenas estén en el British Museum de Londres, el Penacho de Montezuma en el Museo Etnográfico de Viena o la Máscara de Agamenón y otros bártulos de Troya en Moscú. Por citar tan solo unos poquísimos ejemplos, de lo que al menos podemos ver “pagando” , ya que hay una enorme mayoría de piezas que reposan en colecciones que están privadas para ojos de clase turista.

Europa ha practicado el expolio de tan variada manera y con constancia tan secular que ya hace parte de su identidad. Por ejemplo, un dilecto amigo me explicaba que El Templo de Debod había sido traído a Madrid en tiempos de Pepe Botella, como regalo de su hermano, Napoleón Bonaparte.

Pues no señores, por muy verosímil que pueda parecer este relato, sólo nos bastó con leer el “apoyo” museográfico para sorprendernos de su verdadero origen: “Donación del Gobierno de Egipcio al Reino de España como muestra de agradecimiento por la colaboración en la recuperación del patrimonio arqueológico de la Baja Nubia”. De nuevo, que pena con la visita...

Ahora bien, resulta que este querido amigo, me hace caer en cuenta que del expolio también es responsable quien se lo deja cometer y me pone un ejemplo en la línea de flotación: en mi natal pueblo, en el museo de arte religioso, los libros de Horas de Santa Teresa de Jesús están expuestos sin la más mínima protección, al alcance de cualquier mano caritativa que crea que en su casa este patrimonio común estaría más seguro.

América, Africa y Asia han venido dejándose practicar el expolio, tal vez porque todavía no hay conciencia del valor de su o porque el hambre es muy grande o porque creemos de forma ciega en que lo nuevo necesariamente es mejor que lo antigüo, o que lo ajeno es superior a lo propio.

Ya desde el propio descubrimiento nos deslumbramos con cuentas de vidrio y demás baratijas traídas por Colón y sus muchachos. Ahora seguimos siendo consecuentes con esa tradición y preferimos el rubbermaid o cualquier otro chéchere de nylon o poliestileno que entra por Colón. Por tercera vez, que pena con la visita mijitico...

Pero no sólo ha sido un expolio del patrimonio cultural el que hemos sufrido por siglos. Para no ir muy lejos, sólo hay que mencionar las perlas de Cumana, la plata México y de Potosí, el oro de Sugamuxi, y el corazón. Sí el corazón, baste con mirar a la Malinche y a Cortés. Para fortuna nuestra, este último tipo de expolio es mutuo y mestizo, por tanto enriquecedor. Al menos algo nos queda...

Imprímase y cumplase